Hoy en día, muchas empresas recurren cada vez más a interim managers para hacer frente a cambios importantes. De hecho, está claro que los encargos de gestión interina aumentan en las grandes ciudades. La pregunta que hay que plantearse es: ¿cómo llevar a cabo los encargos de gestión interina?

Gestión provisional

En principio, el interim management, también conocido como gestión interina, consiste en colocar a una persona cualificada ajena a la empresa para que ocupe temporalmente un puesto clave en la misma. Esto puede aplicarse a distintos niveles de una empresa, ya sea un departamento o una sucursal o incluso una filial. La gestión interina consiste en movilizar a un ejecutivo externo a la empresa con el objetivo de garantizar cambios que optimicen el rendimiento y la rentabilidad, haga clic aquí para saber más. Hay que tener en cuenta que, a lo largo de su ciclo de vida, la empresa pasa por diversas situaciones como la diversificación, la reestructuración, el giro, el crecimiento externo, la fusión o incluso la deslocalización. El gestor interino es la persona cualificada que se encargará de acompañar a la empresa en estos importantes cambios. El gestor interino puede asumir varios cargos. Es, ante todo, un alto ejecutivo cualificado y puede tener experiencia como director general, director financiero, director de RRHH, director de ventas, etc.

Las tareas básicas de un gestor interino

El interim manager es el principal responsable de intervenir cuando la situación de la empresa está en su peor momento. Puede incluso asumir un papel vital para garantizar la gobernanza de la empresa en los casos en que las personas competentes dentro de la empresa no puedan hacerlo, es responsable de resolver las crisis. Su ámbito de actuación no se limita a estas actividades y se extiende a la ejecución de proyectos complejos para apoyar a las empresas en su crecimiento y desarrollo. La misión del interim manager se desarrolla generalmente en tres fases: el diagnóstico, es decir, un análisis completo de la situación de la empresa. La aplicación de soluciones, es decir, la estrategia que debe adoptarse a partir del diagnóstico. Y, por último, la transferencia de competencias para garantizar la sostenibilidad de la empresa tras haber establecido un balance.

Pasos a seguir durante una misión

Aunque por lo general la misión se desarrolla en tres fases diferenciadas, hay que seguir una serie de pasos durante la misma. Hay que tener en cuenta que el gestor interino tiene prioridad sobre todos los casos que se le presenten y garantiza la totalidad del encargo de gestión interina. Para cada misión a realizar, el gestor interino suele seguir el mismo procedimiento en cinco pasos concretos. Para que una misión de gestión interina tenga éxito, debe respetarse el orden de las distintas etapas. El primer paso es evaluar el marco en el que opera la empresa, en qué sector y ámbito opera, cuáles son sus objetivos y hasta dónde puede llegar. Una vez superada la primera etapa, se puede plantear el problema y el gestor interino puede tomar posesión de los locales y familiarizarse con el entorno de la empresa. Tras estas dos primeras etapas viene el periodo de investigación, que consiste en evaluar los problemas relacionados con los resultados de la empresa. Luego viene el cuarto paso, que es el establecimiento de un seguimiento que permita evaluar al equipo en su totalidad y aumentar así el rendimiento. Y, por último, la quinta y última etapa, que consiste en elaborar una evaluación en la que se mencionarán todas las disfunciones encontradas durante la misión y, a continuación, se propondrán las soluciones adecuadas para lograr una eficacia óptima.